Se conoce que fumar es dañino para la salud y que conlleva riesgos de sufrir múltiples enfermedades crónicas: varios tipos de cáncer (pulmón, laringe, boca, estómago, etc.), enfermedades cardiovasculares (infarto de miocardio, accidentes cerebrovasculares), enfermedades respiratorias crónicas como la bronquitis crónica, y muchas más. Además de acortarnos la vida en aproximadamente nueve años.
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Lo que estaba en duda –por falta de estudios claros- era si fumar se asociaba o no al desarrollo de demencia. Un grupo de investigadores acaban de publicar un artículo (1) en que relacionan este hábito con la aparición de demencia.
Los autores evaluaron a más de 21,000 personas -habitantes del norte de California, EEUU quienes habían ingresado a un programa de seguimiento cuando eran adultos de mediana edad entre 1978 y 1985. Se analizaron todos los casos diagnosticados de demencia que habían aparecido en este grupo entre 1994 y 2008, seguimiento promedio de 23 años, tanto tipo Alzheimer (la más frecuente) como demencia vascular (la segunda en frecuencia).
Se registraron en este período más de 1,100 casos de Enfermedad de Alzheimer y más de 400 casos de demencia vascular. Luego de eliminar los efectos de la edad, el género, la raza, el estado marital, la presencia de diabetes, presión alta, dislipidemia (aumento del colesterol y/o triglicéridos), índice de masa corporal (sobrepeso u obesidad), enfermedad cardiaca, accidente cerebro vascular y abuso del alcohol, se llegó a la conclusión que entre los fumadores intensos (dos o más cajetillas al día) el riesgo de presentar demencia tipo Alzheimer o demencia vascular era más del doble frente a los que no fumaban, (257% para la demencia tipo Alzheimer y 272% para la demencia vascular).
Los autores concluyeron que este extenso estudio de seguimiento demostró la asociación entre fumar en forma intensa durante la adultez y más del doble de riesgo de presentar demencia veinte años después. Estos resultados sugieren que el cerebro no es inmune al efecto a largo plazo del cigarrillo.
Algunos investigadores comentaron sobre este estudio refiriendo que es muy importante porque evalúa los dos tipos de demencia más frecuentes y para ambos el riesgo entre fumadores aumentó; también al ser tan grande la población permitió asociar este riesgo con diferentes razas.
Una razón más para no fumar. Pensemos que los que fuman dos o más cajetillas al día empezaron fumando un cigarrillo, tal vez en la adolescencia viendo a sus padres o pares fumar, por lo que la prevención debe empezar siempre en casa, más que prohibiendo fumar dando el ejemplo de no fumar.
Si somos permisivos con un hijo para que fume socialmente, además de ser ya dañino para ellos, los exponemos a que se vuelvan adictos a la nicotina e insensiblemente progresen a este nivel de tabaquismo.
(1) Rusanen M, Kivipelto M, Quesenberry CP Jr, Zhou J, Whitmer RA. Heavy Smoking in Midlife and Long-term Risk of Alzheimer Disease and Vascular Dementia. Arch Intern Med. 2010 Oct 25. [Epub ahead of print]
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