Lear es el viejo rey de Bretaña que, viendo avanzada su edad, decide repartir su reino entre sus hijas Gonerila, Regania, y Cordelia en partes tales al amor que le profesan. Gonerila y Regania dicen de su amor al padre lo que éste quiere oír, no lo que ellas sienten y cada una se lleva una parte del reino. Cordelia, la menor y aún soltera, aunque pretendida tanto por el duque de Borgoña como por …
Lear por tanto, ha dividido su reino entre sus dos hijas mayores y sólo se reserva para sí el título de Rey y cien hombres a su servicio acordando alternar su estancia entre sus dos hijas cada mes.
Gonerila es la primera en hospedar a su padre y decide quitárselo de encima ordenando a su servicio que no lo atiendan bien, despidiendo a 50 hombres del propio rey y tratándolo a éste como a un viejo desmemoriado. El marido de Gonerila, el duque de Albania, no aprueba la actitud de su mujer pero es un hombre sin carácter.
El Rey Lear abandona, maltratado, a Gonerila y va en busca de su segunda hija, Regania y su esposo el duque de Cornualla que se encuentran alojados en el castillo del conde de Gloucester. Allí el rey es igualmente maltratado por su hija Regania y el esposo de ésta, siendo obligado a vagar sin techo durante una tormenta mientras crece en él la locura de haber perdido el corazón de sus tres hijas. Finalmente consigue alojarse en una choza con su bufón, el duque de Kent (que tras su anterior destierro se había disfrazado de servidor del rey sin que fuese reconocido por nadie) y con un vagabundo llamado Tomasín, que allí dormía (si bien, Tomasín es en realidad Edgardo, hijo legítimo del Conde de Gloucester a quien su hermano natural, Edmundo, con la intención de poder heredar las posesiones de su padre, ha tendido una trampa por la cual Gloucester se siente "amenazado" por Edgardo y manda matarlo).
Al Conde de Gloucester por su parte, no le gustó que sus huéspedes y señores, Cornualla y Regania echaran al rey de su casa, por lo que confiesa a su hijo Edmundo (al que cree ya su único hijo tras la supuesta traición de Edgardo) que va a ayudar al Rey Lear y que el Rey de Francia ha entrado en tierras del reino con la intención de socorrer también al despojado Lear.
Cuando Gloucester parte en busca del Rey Lear para pedirle que se reúna en Dover con el Rey de Francia, su bastardo Edmundo confiesa todo a Cornualla y a su esposa Regania para poder él tomar todas las posesiones de su padre. A la vuelta, Gloucester es sometido a interrogatorio por Cornualla y Regania y le arrancan un ojo. Ante tal escena, un servidor trata de defender a Gloucester pero tras herir a Cornualla cae ante Regania y muere. Finalmente Gloucester sin ojos es abandonado a su suerte, pero ya sabe de la traición de su bastardo Edmundo y que Edgardo nunca le traicionó, que fue todo un engaño de Edmundo.
A la par que todo esto sucedía, se fue extendiendo el rumor de que los duques de Albania y Cornualla no se soportaban y que estaban próximos a la guerra. Pero la muerte de Cornualla tras la herida producida por el sirviente que intentó salvar a Gloucester de la mutilación de sus ojos deja viuda a Regania, que intentará ganarse para sí al nuevo Conde de Gloucester, Edmundo.
Ya en Dover, Gloucester, Kent y Edgardo se encuentran con Cordelia y tratan de curar al rey, cuando Edgardo mata a Osvaldo (criado de Gonerila) que iba tras Gloucester para darle cumplida muerte, bajo órdenes de Regania, para evitar que la triste imagen de Gloucester ayudara a poner al pueblo al lado de su causa; y descubren una carta de Gonerila a Edmundo donde le insta a matar a su marido el Duque de Albania y a hacer de ella su esposa. Ante la situación, Edmundo, que desconoce la carta pero sabe de los sentimientos de Gonerila y Regania, decide jugar a dos bandas con las hijas mayores de Lear.
Finalmente se produce la batalla, por un lado Cordelia y Lear con el ejército francés y por otro Edmundo y Albania (éste último cree en Lear y Cordelia, pero cree también que debe expulsar al ejército invasor). Lear y Cordelia caen prisioneros de Edmundo quien ordena a un soldado que los lleve a prisión y allí los mate. Pero Albania, que poco antes había recibido de Edgardo (aún disfrazado) la carta que extrajo de Osvaldo, donde Gonerila instaba a Edmundo a matarlo, acusa a éstos de traición y deshonor. Llama a todo aquel que pruebe su acusación y entra Edgardo disfrazado para batirse con Edmundo, que es vencido. Ante la revelación de la identidad de Edgardo, decide confesar todo lo que sabía y por su parte, Edgardo cuenta toda su desventura (la traición sufrida, el repudio de su padre...) y cómo su padre, el Conde de Gloucester había muerto con la sonrisa en la boca cuando se le partió el corazón al saber que aquel que le había estado ayudando (tras la mutilación de sus ojos) en sus últimas desgracias era su hijo Edgardo.
Mientras esta situación se desarrollaba entró un soldado alertando a Albania de que su mujer Gonerila había envenenado a su propia hermana (Regania) y que luego se había dado muerte ella misma con un puñal que clavó en su corazón. Tales tragedias ablandan más el corazón del moribundo Edmundo y alerta de que Cordelia y Lear están próximos a la muerte por orden suya y que desea ahora que sean salvados. Pero cuando Edgardo llega a prisión, Cordelia ha sido ahorcada y el verdugo asesinado por el mismísimo rey. Poco después, el mismo soldado que se había llevado a Edmundo comunicó que éste falleció finalmente por las heridas recibidas durante su duelo con Edgardo.
Finalmente Lear lleva el cadáver de Cordelia ante todos y se lamenta de todas sus penas y ante todos, muere.
Ante tragedia de tales magnitudes Albania decreta luto y cede el reino a Kent y Edgardo.
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