Una de las ventajas de los reactores nucleares actuales es que casi no emiten contaminantes al aire (periódicamente purgan pequeñas cantidades de gases radiactivos), y los residuos producidos son muchísimo menores en volumen que los residuos generados por las plantas alimentadas por combustibles fósiles.
Sin embargo, los reactores nucleares generan deshechos en forma de productos radiactivos. Dic…
Sin embargo, los reactores nucleares generan deshechos en forma de productos radiactivos. Dic…
Sin embargo, los reactores nucleares generan deshechos en forma de productos radiactivos. Dichos productos deben ser manejados con gran cuidado debido a la prolongada vida media de alguno de los isótopos alojados en los resíduos.
Estos productos contaminantes podrían reducirse considerablemente si no fuera porque muchas centrales también sirven para crear material adicional de fisión para la creación de armamento nuclear. Dicho interés en la creación de dichas sustancias impone un diseño específico del reactor en detrimento de la ecología del mismo.
Desde que el uranio enriquecido normal no está lo suficientemente concentrado como para construir una bomba, se diseñan los reactores en ciclos de alto enriquecimiento o bien se usan diseños como reactores tipo CANDU usados para generar plutonio, material mucho más eficiente para la fabricación de bombas.
Así, lo que podría ser una fuente más limpia de energía se convierte en una fabrica de deshechos de alta actividad para la obtención de material de uso militar.
Los países no están dispuestos a renunciar a dichos productos, así los reactores de la India y Paquistán usan reactores tipo CANDU para proveerse de materiales para sus propios misiles atómicos.
Algunos expertos mantienen que la energía nuclear podría ser una energía limpia y que los costes totales de construcción, explotación, seguridad, tratamiento de los residuos y desmantelamiento serían con mucho inferiores a los costes de cualquier planta de energía fósil, incluyendo los costes medioambientales.
Los detractores de la energía nuclear hacen hincapié en el peligro de los resíduos. Una planta nuclear moderna diseñada para minimizar los productos de deshecho no tendría deshechos radiactivos con una duración superior a los 100 años, que podrían perfectamente almacenarse en tanques de agua hasta que su radiactividad cayera a niveles seguros.
Otros expertos apuntan a la generación de subcentrales menos productivas de fision asistida, donde los residuos terminarían rápidamente su vida radiactiva gracias al bombardeo con partículas procedentes de un acelerador. Sería una especie de central de neutralización de residuos radiactivos automantenida. Los conocimientos y tecnologías que permiten la transmutación de estos productos se encuentran en fase de desarrollo, por otra parte el rendimiento de estas centrales sería, en principio menor, dado que parte de la energía generada debería ser usada en la transmutación de los residuos.
La verdadera percepción de peligro en la población aparece con la idea de que un accidente o un ataque terrorista les exponga a radiación. El peligro de un Chernobyl es muy pequeño debido al diseño de las centrales actuales, y los reactores nunca llegarían a un punto crítico. Otros accidentes menores de rotura del aislamiento, aunque crearían alarma, no significarían un escape significativo de radiación al medio ambiente.
En el lado de las centrales térmicas, los problemas de emisión van más allá de la simple emisión de gases de efecto invernadero, ya que, además, se incluyen gases que producen lluvia ácida (dioxido de azufre principalmente), humo, metales pesados, residuos sólidos en forma de cenizas que no pueden reciclarse e incluso material radiactivo natural. Por contra, la problemática de los residuos de los reactores nucleares se limitan a un único problema de residuos sólidos del orden de un millón de veces más reducidos en volumen que los contaminantes de las centrales térmicas.
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